Hemos participado en el especial Puntos de vista para el Observatorio Inmobiliario

 

Gumersindo Ruiz, consejero de Euroval y director de estudios inmobiliarios, responde a la pregunta: ¿Los activos que no cumplan
con los estándares de calidad corren el riesgo de quedarse fuera del mercado? 

 

En el verano de 2022 el BCE realizó una prueba de resistencia a los bancos de la zona del euro sobre el impacto probable en sus carteras de crédito derivado del riesgo medioambiental. Dentro de estas carteras, el inmobiliario tiene un peso significativo a través del crédito hipotecario y financiación a la construcción. Esto significa que la supervisión espera que los bancos toman en consideración dos tipos de riesgos principales: el de transición, que en el caso del inmobiliario es la adecuación de los inmuebles a la normativa de eficiencia energética en particular y, en general, la reducción del impacto en huella de carbono; y el riesgo por cambio climático en zonas vulnerables a incendios e inundaciones, entre otros. Las pruebas de resistencia incluyen escenarios posibles de riesgo.

Como consecuencia de la consideración del riesgo medioambiental, por parte de las entidades se empieza a exigir en las valoraciones de los inmuebles al menos criterios de eficiencia energética, de manera que, si el inmueble no los cumple, la financiación relacionada con el mismo es más difícil. Lo mismo ocurre con las emisiones de bonos con los que el promotor pretenda financiar su actividad. De esta forma, la capacidad de un inmueble para servir como subyacente o garantía en una operación financiera se ve disminuida y, por tanto, puede considerarse que en el mercado tendría menos valor que otro que sí cumpliera con los estándares exigibles.

Además, desde el punto de vista de un inversor, el riesgo transicional de adecuar un edificio a una normativa medioambiental cada vez más exigente se traduce en un aumento de la inversión prevista, precisamente para realizar esta adecuación. Por último, en el valor de un inmueble puede considerarse el ahorro por mayor eficiencia energética, proyectado en el tiempo, descontado e incorporado al momento actual.