Esdiario entrevista a José Vázquez Seijo en las instalaciones de Euroval, dónde hace una retrospectiva de los 30 años desde que se fundó la empresa.
José Vázquez Seijo aterrizó en Alicante hace treinta años, tras un período laboral en Brasil. Oriundo de Vigo, está empeñado en impulsar su empresa, Euroval, arraigada en la provincia durante los últimos decenios, una sociedad de Tasación y Valoración, especializada en inmuebles, activos, derechos y empresas.
Su secreto radica en la constante innovación y en la idea -casi obsesiva- de ofrecer al cliente un servicio personalizado a las necesidades de cada operación. Es por ello que el departamento de tecnología ocupa un importante espacio en su empresa, y ha desarrollado sus propias herramientas digitales para hacer más fácil la comunicación y la accesibilidad al mundo de las tasaciones e inversiones. Con motivo del bache económico que ha supuesto la pandemia, pronostica una pequeña revolución en el mercado inmobiliario para los próximos años, y un cambio de tendencia y de preferencias de los consumidores, lo que provoca también una readaptación de las empresas del sector inmobiliario.
Vino usted desde Galicia con la vista puesta en el futuro y la innovación
Sí, fundamos EUROVAL en 1990. En aquella época el sector estaba atomizado y cualquiera que tuviera un despacho profesional podía dedicarse a esto. Luego, el Banco de España y el Ministro de Economía pusieron trabas para que no todo el mundo fuera capaz de acceder a este mundo. Exigían un capital social mucho más alto que una sociedad anónima, y una determinada cantidad de gente en plantilla.
El mundo de la vivienda en general está siempre relacionado con la especulación. ¿Cómo funciona su papel regulador?
Trabajamos para áreas de riesgo de las entidades financieras que normalmente prestan dinero a un cliente. Nuestros tasadores, aparte de arquitectos, funcionan a modo de fedatarios, es decir, valoran el inmueble según las características del mercado.
¿Cuáles fueron los primeros pilares de Euroval?
Siempre tuvimos la idea de acotar a nivel alicantino, la expansión de la empresa fue poco a poco hasta llegar a tener catorce oficinas en la provincia. Euroval es la única sociedad del top ten sin sede en Madrid, sin embargo, la crisis obligó a centralizar el trabajo en San Juan completamente.
¿Por qué apostaron con la tecnología desde el principio?
Hemos sido avanzados porque nuestros proveedores principales son tasadores y arquitectos de toda España. Esto obliga a tener unos programas ágiles y dinámicos. Hoy en día necesitas estar renovándote constantemente. Lo que se trata es de ayudar al tasador, que es quien marca una serie de datos objetivos del inmueble, y es el primero que revisa el informe inicial. Le instamos a justificar los cambios que considere oportunos, en este sentido, la ayuda al tasador es importante para nuestros modelos de información, estadística, y base de datos.
¿Qué perfil de trabajadores maneja la empresa?
Contamos con muchos informáticos porque se está desarrollando un proyecto de cuatro millones de euros desde hace dos años. Es una revolución que queremos llevar adelante, incluyendo elementos como la inteligencia artificial. Esta cantidad invertida es considerable para una empresa como la nuestra, que factura catorce millones al año.
¿Euroval se ha interesado por el apartado humano a pesar del proceso de globalización?
Si quieres diferenciarte como sociedad, has de ofrecer un servicio eficaz, cercano, y humano. Hemos intentado darle a cada cliente su espacio y forma de trabajar, con el departamento de gestión de operaciones de Euroval prácticamente los veinticinco trabajadores están especializados en atención al cliente. Este apoyo se extiende desde el primer expediente hasta el seguimiento de la operación.
¿Cómo ha cambiado el mercado en los últimos veinte años?
El empequeñecimiento del mercado nos está obligando a ser más competitivos cada año, ahora todo se intenta optimizar. En España pasa que el mercado siempre ha estado dividido entre los bancos y las cajas de ahorro, aun así, se ha profesionalizado bastante el sector. La banca de España y Europa supervisan todo, también los grandes promotores se han tenido que rehacer para evitar otra burbuja. La crisis de 2008 fue una barbaridad, aquí se construía más que en toda Europa, por ejemplo.
¿De qué manera está influyendo las decisiones políticas en el mercado?
Pues mira, la política y la pandemia que nos rodea han influido bastante. El mercado se estaba recuperando desde el 2014, con una curva ascendente. Iba en consolidación con el IPC. Sin embargo, existen factores determinantes. En primer lugar, las viviendas nuevas se están expandiendo, aunque no hay la suficiente demanda, el cliente está esperando a tiempos mejores. En términos macroeconómicos, el ahorro ha crecido, luego, la construcción ha disminuido en proporción a lo que se hacía antes de la crisis de 2008. A pesar de ello, Alicante es una zona bastante dinámica.
¿Han alterado el rumbo definitivamente estas circunstancias?
No excesivamente, es decir, quien tenía pensado comprar una vivienda no ha cambiado de opinión porque tendría ya su crédito apalabrado. Lo que está frenado son las futuras decisiones. Cuando esto se normalice, quizá a finales de este año, creo que se notará un crecimiento.
¿Es buen momento para comprar?
El mercado inmobiliario es muy complicado. Es difícil hacer previsiones porque la incertidumbre marca la tónica del sector. Esta pandemia ha cambiado la preferencia inmobiliaria de los ciudadanos, hay gente que ya piensa en tener una casa rural. Todo esto va a provocar una pequeña revolución y desconocemos cómo acabará.
El problema que veo es que el sector ciudadano está muy polarizado por las actuaciones políticas, los empresarios parecen más coherentes en este sentido. Con el tema actual de los alquileres se está viendo. Si regulas el precio, muchas empresas no querrán venir al país a invertir, y el alquiler es algo que tiene mucho futuro porque la gente se mueve mucho para trabajar.
¿Las instituciones deberían permitir venir a los compradores del extranjero?
En cuanto se estabilice todo, por supuesto. Los extranjeros vendrán cuando no exista ningún tipo de traba para viajar, pero tengo la sensación que no ocurrirá hasta que haya una coordinación de movimientos a nivel europeo. Habrá que esperar al verano, cuando el nivel de vacunación esté más avanzado. Estamos en el grupo de países que queremos pasaporte de vacunación para que la gente circule. Voluntad política creo que hay, aun así, somos un país fundamentalmente de servicios, así está montada la infraestructura.
¿Qué futuro augura para Euroval?
Estamos abriéndonos a nuevos servicios y actividades enfocados, sobre todo, a líneas de consultoría, y evaluaciones de inmuebles. La empresa está muy profesionalizada en todos los sentidos, ahora hay mucha gente e infraestructura desarrollada, tenemos empleados en plantilla con una antigüedad de más de quince años, el camino a seguir es consolidar la empresa para que funcione por sí sola.