Con más de veinticinco años en el sector de la valoración y finanzas, Álvaro Satué se une al equipo de Euroval en calidad de director técnico. Tanto su experiencia previa en distintas entidades como los reconocimientos que ha obtenido a lo largo de su carrera, entre los que destaca el Premio a la Investigación en Valoración en 2011, avalan su trayectoria profesional. Desde 2014, Satué ha prestado sus servicios a Euroval en calidad de consultor hasta que en febrero se unió, oficialmente, al equipo directivo de nuestra sociedad.

Enhorabuena por su incorporación a Euroval. ¿Cuáles son las razones que le han llevado a aceptar este cambio?

Euroval es una empresa dinámica que mira al futuro con optimismo y con espíritu de curiosidad intelectual. Yo, al igual que Pedro de Lepe, grumete de la carabela Santa María, no podía dejar de embarcarme.

¿En qué aspectos van a cambiar sus responsabilidades y las labores que va a realizar en calidad de director técnico?

Como director técnico hay que estar codo a codo con el equipo técnico en el día a día, hay que fomentar lo mejor de cada uno, saber asumir los errores y aprender de ellos; captar las necesidades cambiantes y reordenar los medios para ajustarse a los nuevos tiempos. Entiendo que hay que asumir las responsabilidades de dirección reforzando a la vez las responsabilidades de los miembros del equipo.

¿Cuáles son los objetivos que ha establecido para este año que comienza?

Estamos en un momento expansivo del sector y hay que crecer con él: aspiramos a crecer por encima de la tendencia general. Por otra parte, estamos sometidos a exigencias también crecientes en calidad, transparencia y eficiencia. Tenemos que ser capaces de revisar continuamente nuestras técnicas y procedimientos para mejorar en todas las líneas.

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Y, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta en calidad de director técnico?

El sector ha cambiado con la crisis y cambiará más en el futuro próximo. Probablemente habrá una mayor integración del marco en el que se mueve el sector financiero europeo. Los retos, por lo general, entiendo que irán en la línea apuntada antes de exigirnos mejorar calidad, transparencia y eficiencia y, por ser más concreto, seguramente tendremos que mejorar la capacidad de distanciarnos de posibles burbujas acotando con más claridad qué es eso del valor hipotecario; tendremos que mejorar y depurar nuestras bases de datos y su explotación, y todo ello siendo a la vez más legibles, más transparentes.

Usted está especializado en valoraciones complejas como las explotaciones económicas, suelos y promociones, entre otros. ¿Qué puede aportar su experiencia previa a la labor que va a desarrollar ahora?

Creo que en España se va a fortalecer el uso del enfoque del valor como inversión o explotación económica. Probablemente no veamos demasiados desarrollos urbanísticos nuevos pero, al menos por tres razones, pienso que veremos un auge de este enfoque financiero: una es que el mercado de alquiler de viviendas se debería hacer más amplio y profundo, como ya lo es en casi todos los países de nuestro entorno, favoreciendo una mayor racionalidad del sector y también la movilidad de las personas, dos aspectos claramente positivos. Una segunda razón para el auge del enfoque de explotación podría ser que permite un mejor anclaje de los valores a la economía real y protegerse mejor de fenómenos especulativos. Y una tercera es que el crecimiento que esperamos de la economía, junto con la experiencia de la crisis, posiblemente hará que crezcan las valoraciones de otros inmuebles o entidades productivas para cubrir necesidades de financiación y de inversión. Las técnicas de valoración correspondientes a este grupo son más sensibles a errores, por lo que deben tratarse por especialistas.

¿Qué cambios ha habido en la última década y qué cambios prevé de cara a los próximos cinco años?

La última década ha sido la de la crisis. En este periodo se pasó de 56 tasadoras en 2006 a 36 en 2015; de 1,5 millones de tasaciones en 2007 a un mínimo en 2013 de 0,7 millones, mientras que el importe tasado cayó desde 0,8 a 0,3 billones (millones de millones). La facturación por tasaciones cayó desde 570 millones de euros a un mínimo en 2013 de 182, que en 2015 se había recuperado hasta 235 millones.

Pero, además, los clientes, como decía antes, son más exigentes en tiempos, en calidad y transparencia y en precios. Además, se han introducido en estos años las valoraciones masivas, en las que se pretende obtener valores de carteras sin tener que incurrir en costes altos. De hecho, son extraordinariamente bajos. Muchas tasadoras han puesto a disposición de sus clientes estimadores automatizados de valor, principalmente para vivienda, a efectos orientativos. La contratación con entidades financieras se ha centralizado en general y la transferencia de datos se realiza centralizada a través de interfaces entre los respectivos sistemas.

Es probable que la Administración desbroce o ayude a desbrozar el camino que tenemos por delante, por ejemplo, poniendo a disposición de los operadores del sector bases de datos de compraventas y de datos catastrales, fomentando bases de datos no sesgadas, etc. Otros países están en eso. No sólo se trata de tener datos propios, sino de disponer de datos reales y comúnmente aceptados, y ahí la Administración tiene que poner su contribución.
En definitiva, espero una renovación del sector, mayor soporte de datos reales, más calidad y fiabilidad, más eficiencia y transparencia.

Además de su formación universitaria, a lo largo de su trayectoria profesional ha completado distintos cursos relacionados con la valoración inmobiliaria y finanzas. ¿Considera necesario seguir formándose en este sector? ¿Por qué?

Siempre. Vivimos unos tiempos de rápidos cambios y tenemos que, por un lado, mantener la curiosidad y capacidad de observación para percibirlos, lo que a veces no es tan fácil como parece a toro pasado. Por otro lado, tenemos que adquirir continuamente nuevas habilidades y mejorar las que tenemos para reposicionarnos y seguir alineados con la vida.

Preguntas en 60 segundos

Último libro que ha leído.

“El cisne negro”, de Nassim Kaleb. Por terminar. Un ensayo sobre sucesos no previsibles de alto impacto. Interesante. Tengo abierta la biografía de Churchill por Roy Jenkins. Y un libro raro y a la vez precioso que me esfuerzo en leer en inglés: “Leviathan or, The Wale”, de Philip Hoare.

¿Ciudad o campo?

Me quedo con los dos. Necesito la ciudad y su aire, el que nos hace libres. Y soy un enamorado del campo, me fascina casi todo lo que puedes reconocer en la naturaleza.

Su lugar preferido en Sevilla.

Como sevillano soy entre regular y malo. En verano mejor que no vayas, pero ahora puedes disfrutar las calles con naranjos, el centro cargado de historia, el río, el gran río que fue mar…

Actividad que más disfruta haciendo en su tiempo libre.

Amigos, libros, campo, viajes…

Un vicio confesable.

¿Sudokus? Porque me encanta el vino, pero eso no es un vicio: dos descubrimientos recientes, un elegante Pinot Noir en Cracovia, un humilde Tempranillo de La Rioja de cosechero…

Háblenos de su familia.

Tengo tres hijos veinteañeros: un chico que estudia el grado de mecatrónica y participa en el equipo sevillano de Formula Student, y dos mellizas estupendas.